sábado, 22 de diciembre de 2018

EL VERBO ENCARNADO

EL VERBO ENCARNADO

La alegría que los hombres sintieron en el nacimiento del Hijo de Dios desapareció justo cuando murió la Estrella de Belén. La luz solo había encendido sus corazones por un corto tiempo.
Así, los tres hombres sabios del este encontraron el largo camino que los llevó al Niño Divino. Reconociéndolo, se arrodillaron frente al pesebre y pusieron sus regalos. Sin embargo, transformaron así su misión espiritual en un acto básicamente material. Deberían haberse ofrecido en persona como se había decidido desde arriba. ¡Por eso vivían en la Tierra! Tenían que proteger al Enviado de la Luz; En cambio, regresaron a su tierra natal.

María y José también reconocieron en el niño al tan esperado Mesías. Ambos creyeron que Jesús era el Salvador ... pero luego las muchas pequeñas preocupaciones de la vida cotidiana ahogaron esta fe en ellos. Los recuerdos de la Noche Santa en Belén se hicieron cada vez más raros. Todo se hundió en el olvido.

Así Jesús crece, incomprendido, apenas considerado. Su presencia dio a los hombres la Luz, a los débiles la Fuerza, a los pusilánimes el coraje, pero nunca estuvo agradecido.

Para Jesús, el mundo era mucho más hermoso que sus semejantes. Sus ojos le dieron a la naturaleza un nuevo brillo. Mientras era un niño, la Tierra le parecía magnífica. Con un corazón ligero, siguió el camino correcto, regocijándose con todo lo que era hermoso, difundiendo bendiciones y alegría a su alrededor. Cada planta y animal le eran familiares. Le hablaron su idioma y Jesús lo entendió todo. Una hierba que se inclinaba le decía mucho más que palabras humanas.(...)







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